Archive | octubre 2010

El hombre que perpetró la letra Comic Sans

Esas gafas de pasta, esa cara amable, esa mirada tranquila. Nada indica que éste es el rostro del autor de uno de los mayores atentados contra la humanidad. Vincent Connare, que perpetró en 1994 la tipografía Comic Sans, lleva una vida aparentemente normal. Tiene una familia normal, amigos normales y trabaja en un estudio de diseño normal en el Reino Unido.

Nacido en 1960 en Boston, este estudiante del New York Institute of Technology, usa el humor para defenderse: «Soy el creador de la fuente favorita de todo el mundo», para más adelante, echando a un lado las risas y tratando el problema de frente, se excusa explicando que él no quería, que su intención sólo era crear un tipo de letra divertida para niños, que se le fue de las manos, que no recuerda qué pasó, que no era él, que actuó bajo los efectos del fenómeno Microsoft, que por dios señor juez, tiene que creerme.

Pero el daño ya está hecho. Y el tiempo no siempre cura las heridas. Al igual que con el accidente de Chernóbil, las consecuencias las seguimos sufriendo hoy día. Todos. El otro día sin ir más lejos, esperando en un semáforo, vi frente a mí una zapatería con un letrero blanco, que en letras verdes tipo Comic Sans rezaba: «Zapatos y Complementos». Es tan sólo un ejemplo, una muestra de los miles de dramas humanos que a diario sigue provocando este señor que no sólo no ha pagado por lo que hizo, sino que se mofa de la humanidad abiertamente. Desde su Twitter, sin ir más lejos, enlazaba esta misma mañana a un artículo de un periódico británico que nombraba a su engendro en su edición de hoy. Si este tipo de crímenes quedan impunes, acabaremos muy mal.

«Primero entregaron un trabajo en la facultad y la portada llevaba letra Comic Sans, pero a mí no me importó, porque no soy profesor. Después montaron una zapatería en la calle de al lado y su cartel estaba en Comic Sans, pero a mí no me importó, porque no es mi calle. Un amigo me acaba de mandar un correo escrito en Comic Sans, y ya es demasiado tarde».

¿Te imaginas joderle la siesta a las compañías de telefonía?

Al igual que Bruce Willis se sacrificó para salvarnos de un gigantesco meteorito que se acercaba a la Tierra en Armageddon, tú puedes salvar a la humanidad de las molestas llamadas de publicidad que las compañías telefónicas hacen diariamente al móvil o al fijo de la gran mayoría de los mortales. ¿Cómo? Sacrificándote, como Bruce Willis.

Antes de nada, conozcamos al enemigo. Cada compañía tiene un ejército de robots, la mayoría de ellos con acento sudamericano (allí los tornillos y las placas son más baratos), dedicados a disparar contra nosotros las ofertas con las que sus jefes nos apuntan desde la sombra. Sin que nadie se lo pida, la compañía telefónica manda a un robot para que entre en el teléfono de tu casa a la hora de la siesta para, por ejemplo, ofrecerte un ADSL más alto y guapo que el que tú tienes. Así, día tras día.

El bombardeo no cesa. Y no podemos resignarnos con esta situación o simplemente hablarle mal al robot, que sólo obedece órdenes. Hay que encasquillar las armas. Pues bien, aquí entra el concepto Bruce Willis sentado sobre la bomba atómica. ¿Te imaginas joderle la siesta a las empresas de telefonía? Yes, We Can.

Cada compañía pone en su página web, para quien lo desee, la opción de ser llamado para recibir información inmediata sobre las ofertas que los jefes, desde la sombra, nos ofrecen.  Se trata de inmolarse. Dejar tu número de teléfono (móvil o fijo) y pulsar el botón «quiero que me llamen ahora». En cuestión de segundos, tu teléfono suena. Al otro lado, un robot te dice que la compañía telefónica que le paga es maravillosa y que la contrates. Pues bien, cada vez que pones tu número de teléfono y pulsas «llamadme», ellos te llaman. Si lo haces una vez, ellos te llaman una vez. Si lo haces quince veces consecutivas, ellos te llaman quince veces consecutivas. Y el arma se les encasquilla.

– Señor, le llamo para informarle, pero veo que usted tiene aquí 19 peticiones pendientes todavía y ya le hemos llamado otras 7 veces en esta tarde.

– Sí, verá, es que no sé quien será el graciosillo que está metiendo mi teléfono para que llaméis.

– Claro, es que el problema es que se nos colapsa la línea y no podemos hacer otras llamadas, señor.

– Sí, la verdad es que esta bromita es una vergüenza, señor robot.

Movistar (botoncito arriba a la derecha)

Ono (a la derecha)

Jazztel (a la derecha)

Orange (en pequeñito, a la derecha)

Suerte a los valientes.

 

EDITADO A 19 OCTUBRE:

Hay muchos comentarios interesantes sobre este tema en Menéame

Fuck me. I´m Erasmus

Hace unos días comprobé que una teta multiplica el número de las visitas en una web. Los dueños de esta discoteca de Sevilla saben de qué va el tema. Lo de arriba es un flyer que anunciaba una fiesta erasmus. Podían haber tirado por el argumento «ven a conocer a gente nueva». Podían haber decidido tirar por lo multicultural. Podían haber insinuado que en esas fiestas la gente está muy animada. Pero no. En el último momento alguien dijo: «Mira, a tomar por culo. Ese diseño con el mapita de Europa, lo mandas al carajo. Vamos a hablar claro, ¡joder!».

Y así nació esta obra de arte llena de matices.

Proyecto Tetas

Ayer le hice caso a mi blog y me pasé al lado oscuro: poner fotos de tetas para tener visitas, como él me pedía. Entré en Google, elegí un escote, titulé «Tetas» al post, lo mandé al foro de Menéame y a Twitter y me senté a esperar y a comparar. A compararlo con este texto, el último en el que perdí cierto tiempo al escribir, el cual también envié a los mismos sitios.

Pues bien, los datos de esta mierda de estudio sociológico son aplastantes. El escote ha conseguido un 1.000% más de visitas en un día que un texto cualquiera de este blog. ¡Mil por ciento más! ¡Y ni se veían las tetas!

Conclusión:

Se veía venir. Y nada mejor que uno de los comentarios que han llegado a El Teléfono Verde tras enseñar el escote. Lo firma un tal Jose: «Es la primera vez que visito tu blog. Me ha encantado tu post. No creo que vuelva a leerte. Hasta luego».

Tetas

Mi blog, un tío ambicioso y con unas ganas enfermizas de protagonismo, me dijo hace ya tiempo que pusiera fotos de tías buenas para que así tuviéramos visitas. Miles de visitas, me decía el tío para venderme la moto. Siempre le dije que no, que si tenía un blog (a él) era para escribir, para forzarme a algo más complejo que a una foto de tetas.

Pero últimamente tengo poco tiempo, así que voy a hacerle caso. Por una vez. A ver qué pasa. Para darle un toque sociológico que en realidad no sé si tiene, compararé el número de visitas de estas tetas, que no he tardado ni dos segundos en encontrar en Google Imágenes, con este texto que escribí hace poco tiempo y me supuso algo, al menos un mínimo, de esfuerzo. Al igual que hice con el texto, mandaré el enlace al foro de Menéame y a Twitter y veré si es cierto que las tetas multiplican el número de visitas de este blog. Mañana lo contaré.