¿Cómo piensa el colectivo Lokarri, organizador de la Conferencia de Paz?

En 2.006, ETA declaró y rompió la anterior tregua. En aquella época entrevisté a representantes de Lokarri, el movimiento social que lleva 18 años trabajando por la paz, y que hoy impulsan y organizan la Conferencia de Paz de San Sebastián.

¿Cómo se posiciona Lokarri? Una buena forma de saberlo es releer ahora alguna de las respuestas que dieron en aquellas dos entrevistas. La primera, después de la tregua declarada en Marzo de 2006. La segunda, tras el atentado de Barajas.

Fragmentos de la entrevista a Lokarri tras la declaración de tregua de 2.006:

¿En qué deben ceder unos y otros? Nos referimos a temas concretos.

Después de este importante paso de ETA, consideramos que políticas humanizadoras respecto a la situación de los presos como un acercamiento de los mismos a prisiones vascas consolidarían los cimientos del proceso de paz. De hecho, desde Lokarri entendemos que hay dos grandes riesgos que harán fracasar el proceso de paz. Por un lado, están todas aquellas cuestiones que corresponden al respeto de los Derechos Humanos y la no violencia como puede ser, como se ha comentado, la política penitenciaria injusta que permite la dispersión así como cualquier actuación de extorsión, amenaza o rebrote de la kale borroka. Un proceso de paz no puede caminar con nada de todo esto. Por otro lado, Lokarri entiende que cualquier política de exclusión es un obstáculo para el proceso de paz por lo que, como siempre lo hemos hecho, denunciamos la Ley de Partidos que ilegaliza a una fuerza política con arraigo y representatividad en la sociedad vasca como es Batasuna. Respecto a las posibilidades de un futuro referéndum, durante sus años de trabajo Lokarri constató que uno de los principales disensos de la clase política vasca se encuentra en la definición misma del problema político del país. Por ello, la mesa de partidos que se conforme en el futuro deberá solucionar todas estas cuestiones llegando a acuerdos sobre el derecho a decidir de los vascos y de las vascas, sobre la necesidad de pacto con el Estado sobre cualquier decisión que se tome, diálogo que se habrá de desarrollar respecto a las ideas de no violencia y todos los derechos humanos para todas las personas, diálogo sin exclusiones, pluralismo y consulta social como profundización en la democracia. Por ello, todavía es pronto para aventurar mayor concreción respecto a todas estas cuestiones.

¿Cuál debe ser el papel del la sociedad civil tanto vasca como española?

Tanto la sociedad vasca como española han de ayudar a que el proceso de paz y normalización que se ponga en marcha no fracase. Es el momento de los partidos políticos, de la política con mayúsculas. No obstante, la sociedad civil tiene muchas formas de participar, tanto en movimientos sociales como Lokarri como en las estructuras de base de los partidos políticos. Este puede ser un camino para que la sociedad defienda sus reivindicaciones. Y es que será importante que la sociedad sienta y perciba también como suyo el proceso de paz, un proceso de paz que no deberá sustentarse en vencedores y vencidos, ya que una sociedad no puede caminar hacia el futuro con el estigma de vencidos sobre unas personas, con el estigma de vencedores sobre otras. Toda la sociedad ha de sentirse vencedora en una reconciliación que permita mirarnos los unos a los otros con respeto.

¿Cuál debería ser el peso de las muertes en este proceso?

Todas las víctimas han sufrido un dolor radical que no tiene vuelta atrás y por ello cuentan con toda la solidaridad de Lokarri. Así, para todas ellas reivindicamos el derecho a la memoria y a la verdad para que en el futuro no repitamos el pasado. La reconciliación ha de revisar críticamente lo sucedido. Al mismo tiempo, las víctimas tienen derecho al reconocimiento y al homenaje de la sociedad. No pueden sentirse solas, no pueden tener la sensación de que las dejamos a un lado como si aquí no hubiera pasado nada. Además, habrá de ayudarles económica y materialmente, como ya se está haciendo. No obstante, desde Lokarri consideramos que las víctimas no tienen la razón política por el simple hecho de ser víctimas. No pueden dirigir la política antiterrorista o territorial, más todavía cuando el sentir de las víctimas también es plural como la misma sociedad. Creemos que es un error que desde algunas instancias se reivindique la necesidad del perdón como paso previo de un proceso de paz. El perdón es algo individual y personal, tanto pedirlo como otorgarlo. En este sentido, después de muchas décadas de violencia y sufrimiento, tenemos ante nosotros el reto de una sociedad reconciliada que se vuelva a tratar con respeto. Por todo ello, remitirse a la memoria de las víctimas y denunciar una supuesta humillación de las mismas sólo acrecienta la frustración de ellas.

¿Qué papel ha jugado y jugará Lokarri en la solución al conflicto?

Durante años, hemos reivindicado el diálogo y la no violencia con el objetivo de visibilizar y hacer determinante la voluntad social mayoritaria del diálogo y la no violencia. Hoy, entendemos que una gran mayoría de la clase política reconoce que la no violencia y el diálogo son condiciones ineludibles para un proceso de paz. Por ello, con la conclusión de que se han logrado los objetivos, Elkarri se ha transformado en Lokarri, vocablo en euskera propuesto por el escritor Bernardo Atxaga y que significa «lo que sirve para unir», para dar un paso más y defender la necesidad de un acuerdo plural y la consulta social. Creemos para superar los problemas políticos y de convivencia de la sociedad vasca es necesario un acuerdo plural ratificado por la sociedad. Éste va a ser nuestro eje de trabajo, desde la reivindicación y la reflexión.

 

Fragmentos de la entrevista a Lokarri tras el atentado de Barajas:

ETA y Batasuna creen que las dos víctimas del atentado de Barajas no tienen por qué suponer el final del proceso. El Gobierno lo da por roto. El Gobierno vasco pide que se hagan esfuerzos por reconducirlo. La oposición ataca al Gobierno exigiéndole que lo rompa. En medio de tanta confusión, ¿qué alternativas reales creéis que existen para volver a una situación de entendimiento? 

Tras el atentado de Barajas, la inmensa mayoría de los partidos políticos y de la sociedad considera que está roto el proceso de paz iniciado el pasado 22 de marzo. Sin embargo, el proceso hacia la paz es un camino irreversible. En la actual situación nos enfrentamos a tres retos: no precipitarse y tomar decisiones que agraven más la situación, minimizar los daños y no romper los puentes de diálogo o volver a políticas antiterroristas del pasado y en tercer lugar, clarificar la situación. Este momento de indefinición no es sostenible. Hay que construir de nuevo un proceso que dé respuesta a las esperanzas de paz de la sociedad vasca y apostar de manera firme por la no violencia, el diálogo y el acuerdo.

¿Qué creéis que pasa dentro de Batasuna? ¿Por qué han sido incapaces de condenar el atentado de Madrid?, algo que, además de ser moralmente necesario, hubiera supuesto un reforzamiento del proceso de paz. 

En ese mundo hay cada vez más personas que consideran que, en caso de que ETA vuelva a la violencia, está colocando a la izquierda abertzale en una situación en la que va a perder la iniciativa política y cualquier contacto con lo que es la realidad social. Se están empezando a percibir intentos de un sector de la izquierda abertzale por volver a poner las condiciones para un nuevo proceso de paz.

Viendo la forma en la que ETA ha actuado, rompiendo la tregua sin previo aviso y con dos personas muertas, ¿cómo volver a creer un hipotético futuro alto el fuego de ETA tras esto? ¿Creéis que de verdad es posible tener esperanza en un final del terrorismo?

ETA, con el atentado, dio un golpe muy grande a las esperanzas de la sociedad. Además, ha generado una situación en la que no se dan las condiciones para abordar un diálogo resolutivo. A pesar de ello, el proceso hacia la paz es imparable. La realidad social, que apuesta mayoritariamente por la no violencia y el diálogo, la coyuntura histórica e internacional, que ha cambiado tras los atentados del 11S y el 11M, y la apuesta política por buscar un final dialogado al problema de la violencia hacen que sea muy difícil la vuelta de ETA a épocas pasadas de atentados y asesinatos. El proceso, entendido como un camino que se inició el pasado 22 de Marzo, está roto, pero el proceso hacia la paz es un camino irreversible. La sociedad no está dispuesta a aceptar una vuelta a las etapas de violencia, incomunicación y tensión, y exige claridad en las propuestas para lograr el fin de la violencia.

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